Lo que no nos explica el gobierno de España es que desde hace más de una década España tiene déficit por cuenta corriente, importamos mucho más de lo que exportamos. ¿Qué significa esto? Que en España se consume más de lo que se produce. Esta diferencia se compensa con la entrada de capital PRESTADO del extranjero y que ahora, los acreedores quieren recuperar a toda costa. Les da igual si para ello hay que vender las escuelas y los hospitales, si hay que subir los impuestos a los pobres, si hay que despedir a todos los funcionarios. LES DA IGUAL. Ellos quieren recuperar su dinero.
Durante la primera década del siglo XXI, la del España va bien, la pertenencia al euro permitió que ese déficit por cuenta corriente fuera finaciado a tipos de interés muy bajos, en relación a los que venía pagando España en décadas anteriores. Ahora eso ya no basta. Los acreedores no se fían de que se pueda devolver lo que prestan y exigen tipos de interés más altos. Si aún se contara con moneda propia se podría devaluar y de ese modo la deuda se reduciría. Al imprimir más dinero, el tipo de cambio aumenta y la importaciones se hacen más caras y la exportaciones más baratas, con lo que el déficit por cuenta corriente desaparece. A cambio, la inflación sube y los ahorros pierden parte de su valor, pero no se destruye la economía local. Por desgracia eso España, por pertenecer al euro no puede hacerlo. Así que se opta por la otra alternativa para potenciar las exportaciones. Este es el modelo islandés.
Si bajas los salarios y reduces los servicios sociales, consigues que fabricar en España sea más barato, pero destruyes el consumo interno y por tanto a la economía local, con lo que hundes la recaudación en impuestos, con lo que tienes que recortar más servicios públicos y así hasta que España se convierte en Grecia o Portugal.
La única solución si queremos salvar algo de lo que se hecho en España en los últimos 30 años, y no sólo a las trasnacionales y los bancos, es SALIR DEL EURO.
